EL VENDAJE FUNCIONAL


  Las lesiones de los elementos de estabilización de las articulaciones (ligamento-capsular y tendinosos) se han tratado tradicionalmente con una inmovilización rígida. El reposo en posición fisiológica de los elementos dañados favorece los mecanismos de curación El medio más eficaz para conseguirlo ha sido el escayolado

  La escayola presenta una ventaja fundamental, la de garantizar un reposo total de la articulación. Sin embargo, su uso se acompaña de muchos inconvenientes:
  • Limita todos los arcos de movimiento, incluso aquel que no es necesario limitar.
  • Produce atrofia de las articulaciones implicadas, y sobre todo, muscular, pero también disminuciones ligamentosas y óseas.
  • Perturba las sensaciones propioceptivas (la propiocepción es la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y la posición de los músculos y articulaciones. Es un proceso subconsciente y muy rápido, que realizamos de forma refleja).


  Una alternativa más conveniente, y especialmente para deportistas y personas activas, sería el vendaje funcional. Este tipo de vendaje pretende inmovilizar tan sólo algunas estructuras, las dañadas, para facilitar su recuperación, dotándolas de un soporte que las mantenga, fije y refuerce. Al mismo tiempo, se intenta dejar libres las estructuras no dañadas, a fin de que ejerzan su función y se eviten los daños colaterales antes descritos de una inmovilización “total” con escayola. Por todo esto, presenta ventajas importantes, como son:
  • Evita la atrofia de los tejidos.
  • Permite aplicar una terapia (masajes, ejercicios, aparatos de electro-estimulación, ondas, calor… etc.) y por tanto, una recuperación precoz.
  • En muchos casos, nos permite continuar con la actividad habitual, incluso deportiva.

  No en todos los casos será posible recurrir al vendaje funcional. En las lesiones que requieran una inmovilización totalmente rígida, como en grandes fracturas óseas, será necesario colocar vendajes escayolados, y no hacerlo no sólo dificultará la recuperación, sino que puede desembocar en secuelas irreversibles, y alejarnos de la actividad física que practiquemos. Es el médico, tras el estudio del caso y de sus posibilidades de tratamiento, el que debe decidir cual es el más indicado. Si es cierto que la mayoría de los doctores son excesivamente conservadores en los tratamientos (más vale prevenir que curar) por eso puede ser necesario acudir a un médico especialista, acostumbrado a tratar con deportistas.

EFECTOS

  Se pretende, sobre todo, disminuir la tensión de los tejidos blandos dañados, capsulares, ligamentosos, tendinosos o musculares, colocados en posición funcional mantenida, con un doble objetivo:

OBJETIVO TERAPÉUTICO que requiere una limitación estricta de las partes lesionadas tratando de prevenir las manifestaciones de la lesión. Exige una posición relajada, en la menor solicitación posible, y antiálgica (que evite el dolor).

OBJETIVO PREVENTIVO, como medida de evitar las recaídas o recidivas en lesiones habituales. Se realiza en posición neutra para no forzar los elementos antagónicos, y simétrica para protegerlos.


INDICACIONES

  La inmovilización funcional estará indicada en las circunstancias lesivas en las que sea posible mantener las estructuras dañadas en posición funcional y relajadas. El vendaje contribuirá a disminuir el dolor, ayudará en la resistencia contra movimientos forzados o golpes accidentales, y mantendrá una función adecuada. Es adecuado para:
  • Lesiones por sobrecarga: sinovitis, periostitis, distensiones de ligamentos, tendinitis y distensiones musculares.
  • Estados postraumáticos: secuelas de esguinces, luxaciones, fracturas, etc.
  • Estados postoperatorios (lógicamente, dependerá del caso y tipo de intervención quirúrgica).

CONTRAINDICACIONES

  No está indicado en aquellas lesiones que precisen de otro tipo de tratamiento, como vendaje rígido o cirugía. El mayor peligro de los vendajes funcionales es, precisamente, que sean aplicados en casos no apropiados, impidiendo el tratamiento adecuado o, lo que es peor, agravando la situación inicial.

  Como ya hemos mencionado, es el médico el que, tras un estudio del caso y de sus posibilidades terapéuticas, será responsable de indicar el tratamiento más adecuado, pues existen además otros factores a tener en cuenta, como son:
  • Alergias al material de vendaje.
  • Fragilidad cutánea en pacientes deshidratados, diabéticos, ancianos, etc.
  • Heridas externas o profundas, que no sea posible proteger con garantías.
  • Afecciones cutáneas.
  • Trastornos vasculares, edemas, varices, etc.


MATERIALES

  Una opción son las vendas adhesivas elásticas. Existe una gran cantidad de productos comercializados, como son: Elastoplast, Tensoplast, Panelast. Entre sus ventajas se cuentan las siguientes:
  • Permiten un perfecto modelado de los relieves anatómicos.
  • Permiten adaptar el grado de tensión que se desee, debido a su elasticidad.
  • Previenen la formación de edemas, por compresión uniforme, si no se dejan huecos entre las vueltas de vendaje.
  • Permiten cierta libertad de movimiento y son razonablemente confortables.

  La segunda opción son las vendas adhesivas inextensibles, como por ejemplo el esparadrapo. Tienen un soporte textil inextensible en anchura y longitud, cubierto por una capa adhesiva (Leukotape, Lhomann tape, Strappal). Se presentan en carretes de diferentes anchuras, desde 2,5 cms. Tiene una mejor función estabilizadora ya que resisten mejor las solicitaciones en tracción y el vendaje resulta menos voluminoso que con las vendas elásticas. Sin embargo, hay que tener muchísimo cuidado para no estrangular la circulación venosa de retorno con vendajes circulares inextensibles que rodean al miembro en todo su perímetro.

Existen materiales complementarios, como son:
  • Diversos espráis que se aplican con el fin de proteger la piel, hacerla más adherente y permitir peinar el vello, si no se ha rasurado.
  • Protectores cutáneos.
  • Vaselina para lubricar las tijeras antes de retirar el vendaje.
  • Almohadillas planas de espuma plástica.
  • Tijeras de puntas redondeadas (tipo pato), cúter.


TÉCNICA

  No queremos ahondar en la técnica del vendaje funcional, pues es el especialista el que debe realizarlo, aunque es frecuente en este tipo de vendajes, que tengamos que cambiarlos en casa nosotros mismos, con las instrucciones y orientaciones que nos indiquen.

  Antes de aplicar un vendaje funcional deberemos limpiar la zona a vendar con agua y jabón, y depilaremos las zonas de anclaje sobre la piel de las tiras adhesivas. Debemos de asegurarnos de la ausencia de placas y escoriaciones cutáneas en la zona donde vayamos a ponerlo. De existir, deberíamos de protegerlas con una compresa estéril con desinfectante, así como luego de la retirada del vendaje. También se pueden poner unas almohadillas de 2ª piel que contienen un gel hidratante.

  En el caso del vendaje del tobillo y en los de rodilla habrá que proteger las zonas de máximo roce, para evitar rozaduras y ampollas. Para ello tendremos que proteger los tendones más superficiales, que en el tobillo serán el tibial anterior y el de Aquiles, y en la rodilla el hueco poplíteo. Para ello podemos usar trocitos de esponja impregnadas con vaselina o crema antifricción. Rociaremos con espray adhesivo las zonas de anclaje para facilitar la adherencia.

  Antes de la colocación hay que preparar y cortar minuciosamente los segmentos necesarios para vendar, evitando el contacto con la parte adhesiva con las manos o cualquier objeto para evitar que pierda adherencia.

  Cada vendaje tiene una estructura básica, como las vigas de un edificio, que debe ser aplicarse correctamente para que sea efectivo, teniendo en cuenta la colocación de los anclajes, tiras activas, tiras de fijación, tiras de cierre, que definimos a continuación:
  • Activas, funcionales o “estribos”: Cumplen con el concepto de “estabilización de la zona afectada”. Suelen seguir la dirección de las estructuras lesionadas. Traccionar longitudinalmente de las mismas para lograr la estabilidad mecánica. Igualmente se han de sobreponer al menos en un tercio.
  • De anclaje: Delimitan el vendaje, y soportan la tracción de los “estribos” distribuyendo la tensión alrededor de la zona de aplicación. Pueden ser circulares (abiertas o cerradas) o semicirculares. Sobre zonas de vientre muscular se han de realizar mediante material elástico, preferentemente adhesivo. La sobreposición ha de ser al menos de un 50% cuando se coloca más de una.
  • De fijación: Especialmente utilizadas en la técnica elástica, para fijar ambos extremos de los estribos sobre los anclajes o para asegurar la estabilidad del vendaje ante una mayor solicitación debida al aumento de la intensidad de la práctica deportiva.
  • De cierre o “encofrado”: Aseguran la coaptación de las distintas capas entre sí, como también le confiere al vendaje una permanencia acorde a  las necesidades. Se puede realizar parcial o completamente,  con tiras en forma circular o semicircular, continuo o “tira a tira” ya sea con vendas elásticas o inelásticas respectivamente.


  Después de colocado probarlo y rectificarlo si no se siente cómodo. Se debe revisar a las 48 horas, cambiarlo cada 4-5 días (cuando deje de ser eficaz) y valorar si disminuye el dolor. 

  La retirada se realizará con las tijeras tipo “pato” o de vendaje (EsmarchR o ListerR). En personas o zonas con vello grueso podemos utilizar, antes de retirar el vendaje, liquido que disuelva el adhesivo (Tape remover). Una solución “casera” consiste en sumergir el vendaje en agua caliente, para facilitar su retirada. Después de retirado, limpiar la piel e hidratar con alguna crema suave.

  En próximas entradas trataremos casos concretos de vendaje funcional en las lesiones más comunes, como esguinces de tobillo, rodilla o muñeca.


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