El termino azúcar
deriva del sánscrito “Sakura”. Ya en Persia, en el año 600 d.C., el azúcar se
consideraba una escasa y preciada droga milagrosa, un sedante que se
administraba con muchísima prudencia. Éste antiguo remedio mágico, se ha
convertido en nuestros días en todo un veneno.

Otra diferencia
importante se da entre los conceptos “integral” y “refinado”. Debemos abandonar
la idea de que aquellos que comen alimentos integrales están a régimen, o padecen
estreñimiento. Comer alimentos integrales es lo normal y natural, siendo lo extraño
y antinatural comer alimentos refinados.
¿Cuál es la
diferencia?, pues que los alimentos naturales integrales vienen acompañados por
toda una serie de minerales, oligoelementos, vitaminas, fibras y otras
sustancias que ayudan al cuerpo a metabolizarlos. El azúcar refinado, el arroz blanco
y las harinas blancas refinadas son antinaturales porque han perdido parte o la
totalidad de esos coadyuvantes y nutrientes. La industria añade químicamente
parte de esos elementos perdidos (vitamina C, calcio o hierro, por ejemplo) haciéndonos
creer que es lo mismo, pero es siempre una reposición parcial e insuficiente.
PROCESAMIENTO QUÍMICO
El azúcar blanco o
sacarosa es un producto químico puro, formado por moléculas de sacarosa
(glucosa + fructosa). Se obtiene extrayendo el jugo de la caña de azúcar, o bien
de la remolacha, y desechando la parte sólida y la fibra. Entonces el jugo se
filtra, purifica, concentra y reduce, haciéndolo hervir hasta que el jarabe
cristaliza. En las diversas etapas de este proceso de refinación industrial se
usan, a modo de agentes purificadores, dióxido de azufre, sustancias a base de
cal, dióxido de carbono, huesos de buey carbonizados y bicarbonato de calcio.
Tras este procedo queda una sustancia concentrada, pura, aislada y separada de
los minerales, oligoelementos, las vitaminas, la fibra, las proteínas y el
agua. Como ejemplo, el contenido en azúcar de la remolacha es de un 15%, de
manera que para hacer una comparación, deberíamos comer mas de kilo y medio de
remolachas para igualar al azúcar consumido en 250 gramos de chocolate (la
mayoría del cual es azúcar).
Éste es el proceso de
obtención del azúcar y la fructosa refinados:
Atendiendo a la simple
clasificación Bueno/Malo de los alimentos, el azúcar estaría en el extremo malo,
en los alimentos expansivos, es decir, alimentos enfriadores que dispersan el
calor, alimentos que expanden los tejidos volviéndolos mas laxos y débiles, y
que reducen la facilidad para la contracción muscular (especial atención deben
prestar a esto los deportistas). Si se consumen en gran cantidad podría producir
el tampoco deseable efecto contrario, es decir, la contracción, rigidez y
perdida de la elasticidad. En cualquier caso conlleva una alteración de la
energía corporal y afecta también principalmente a nuestros órganos del aparato
digestivo, como el estomago, intestino grueso, etc. Además, su ingesta excesiva
se asocia a la depresión, rebotes y ausencia de energía, agotamiento, baja
forma y obesidad.
Otra característica importante
del azúcar es que se trata de un elemento acidificante del organismo, pues tras
su digestión y metabolizacion deja residuos ácidos (agua + ácido carbónico) debido
a la ausencia de sales minerales en su composición. Estos residuos ácidos
exigen del organismo una neutralización, que lleva a cabo a costa de nuestras
reservas minerales, principalmente de los huesos.
Es esta acidificación
en el organismo es la que provoca que notemos, entre otros síntomas, falta
crónica de energía, sensación de fatiga, e incluso que estemos mas
predispuestos a resfriados y a infecciones en general, a padecer enfermedades
como osteoporosis, caries, piel seca y agrietada, calambres y espasmos
musculares, insomnio, mayor propensión al dolor, etc. Esto puede parecer
exagerado, pero es un hecho fácil de comprobar, ya que cambiando nuestros
hábitos alimenticios en unos meses notaremos una mejoría física y mental
evidente.

A todo este estado de acidificación contribuye el consumo diario de azúcares refinados, que no solo lo ingerimos al usar azúcar con el desayuno, sino que esta presente en muchos de los alimentos que nuestra sociedad occidental consume (galletas, zumos concentrados, refrescos, pan de molde, pasteles, bollería, chocolate, cereales para el desayuno, yogures, salsas). Hay que recordar que un alimento no tiene que ser necesariamente dulce para llevar azúcar, se utilizan en la elaboración de hamburguesas, salchichas, fiambres, incluso los bajos en grasa, y en multitud de platos preparados y conservas, ya sea en forma de sacarosa, dextrosa u otros similares. Esto hace que mucha gente ingiera cantidades excesivas de azúcar, sin ser consciente de ello, desconociendo el peligro de su consumo. Vamos a detallar algunos de los problemas que produce la ingesta de azúcar refinado:
DESMINERALIZACIÓN
Nuestro cuerpo ha
evolucionado para alimentarse de la manera en que la naturaleza le proporciona
el alimento, es decir, natural y completo. Cuando comemos una parte aislada de
un todo, nuestro organismo pone en marcha toda una serie de mecanismos
compensatorios y de ajuste para mantener el equilibrio homeostático que
nosotros hemos roto. En el caso del azúcar refinado tendrá que extraer de otras
fuentes los elementos nutritivos que le faltan. Esas fuentes pueden ser otros
alimentos presentes en la misma ingesta, o bien los propios tejidos del cuerpo.
Por esa razón, cuando comemos azúcar blanco o harina blanca perdemos vitaminas
del grupo B, calcio, fósforo, hierro y otros elementos nutritivos que salen
directamente de nuestras reservas. Este es otro de los motivos de las caries
dentales, ya que el azúcar, además de favorecer la multiplicación de las
bacterias que atacan a los dientes (almacén de calcio), los debilita más aún al
provocar esa pérdida de calcio como efecto compensatorio, y quedan por tanto
mas sensibles al ataque de las bacterias. La adición de flúor y de otros
productos sintéticos al agua de bebida y dentríficos no puede compensar estos
efectos.
Tras la ingestión de
una cantidad considerable de azúcar, se produce un aumento en la excreción
urinaria de calcio. El calcio sale de los huesos para neutralizar los ácidos
generados en la metabolización del azúcar. Los huesos se van debilitando y nos puede
conducir en personas predispuestas a la temida osteoporosis. La solución no es
beber mas leche y tomar más calcio, consiste en una buena alimentación desde niños.
Este efecto es lo que explica también ese deseo y ansiedad por comer más derivados del consumo de azúcar blanco: un hambre compensatorio de los elementos que faltan en el producto refinado (fibra, vitaminas, minerales, oligoelementos, proteína, agua). Es la probable causa de los grandes atracones que se necesita el individuo goloso, al tratar de satisfacerla.
INFLUENCIA EN INFECCIONES
Una dieta rica en
azúcares favorece la infección por parte de levaduras (por ejemplo Candida
albicans), hongos, bacterias y parásitos. Algunos estudios señalan que la
respuesta de nuestros glóbulos blancos disminuye en presencia de azúcar. La
simple supresión del azúcar refinado permite a menudo terminar con las
infecciones reincidentes o crónicas.
Por ejemplo, en el número
de julio de 1984 de la Journal of Reproductive Medicine apareció el informe de
un estudio realizado con 100 mujeres. En el estudio se comprobó que el consumo
de azúcar, productos lácteos y edulcorantes artificiales mostraba una relación
positiva con los casos de candidiasis vulvovaginal: después de seguir una dieta
estricta desprovista de estos productos, más del 90% de las mujeres afectadas
se vieron libres, durante más de un año, de esta infección por hongo. Probablemente
el principal inconveniente del azúcar es que al elevar el nivel de insulina,
inhibe la liberación de las hormonas del crecimiento (cuidado practicantes de
fitness y musculación, y deportistas en general), situación que a su vez
deprime el sistema inmunitario.
ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Al comer azúcar o
productos que lo contengan, estamos ingiriendo gran cantidad de glúcidos en muy
pequeño volumen, es decir, lo estamos tomando muy concentrado y esto trae
consigo un exceso de calorías que tendrán que ser almacenados en forma de grasa
corporal. Además de aumentar de peso por el consumo excesivo de dulces, otros
elementos dañinos como el colesterol y triglicéridos aumentaran, y con el
tiempo podemos convertirnos en uno más de las miles de personas que padecen
enfermedades cardiovasculares en nuestra sociedad.
GLUCEMIA Y REPERCUSIONES PSICOFÍSICAS

OTROS PROBLEMAS DEL AZÚCAR
El consumo de mantenido de azúcar blanco está implicado en multitud
de problemas a parte de los ya nombrados como: hiperinsulinismo, diabetes,
obesidad, indigestión, miopía, dermatitis seborreica, gota, falta de
concentración, depresión, ansiedad, trastornos psicológicos, e incluso comportamientos
violentos. De hecho, existen estudios con programas de cambio de dieta y
eliminación del azúcar, establecidos para delincuentes presos, con muy buenos y
sorprendentes resultados. La teoría que apoya estos estudios sostiene que la
alimentación a base de comida rápida, bebidas y alimentos azucarados y
desmineralizados, con las que sobreviven mayormente las clases sociales con
menor poder adquisitivo y los habitantes de zonas marginales en nuestra
sociedad, los hace inestables mentalmente, más agresivos, y disminuye su
capacidad de aprender y progresar. Una teoría, quizás exagerada, pero
interesante.
El consumo de azúcar
también esta relacionado con ciertas malformaciones como el estrechamiento
genético de las estructuras pélvicas en las mujeres, y posterior dificultad
para el parto, y estrechamiento mandibular, con malformaciones y
superposiciones de los dientes.
LOS NIÑOS Y EL AZÚCAR

A los niños les gusta el azúcar, quizás porque su organismo en desarrollo les exige ese tipo de energía expansiva, de crecimiento. A pesar de ello, en la naturaleza no podrían tener acceso a un nivel de azúcar concentrado tan alto, y por eso el consumo en niños debe ser controlado por los adultos. Esto no quiere decir que debemos condenarlos a que no prueben un dulce o un caramelo, pero si es adecuado dosificar esos caramelos y esos dulces y guardarlos para ocasiones especiales. Explicar a los niños el porque de las cosas es mejor que decirles simplemente “no”, o decirles frases hechas del tipo “si comes caramelos se te caerán los dientes”. Es mejor hacerles entender las consecuencias y ventajas de moderar su consumo, por poco que entiendan, y con el tiempo irán interiorizando la conducta y comprendiendo los motivos. Puede ser necesario buscar las causas por las que ese niño es goloso y corregirlas, pues detrás puede haber necesidad de atención, complejos físicos o problemas psicológicos.
Muchos niños desayunan a base de azúcar y dulces, o cereales
con azúcar, al colegio se llevan un zumo con azúcar y unas galletas, y consumen bollería
habitualmente. Esto no es correcto, y sería muy importante corregir estos
hábitos desde los inicios.
Cada vez observamos
mas niños que son hiperactivos, con falta de concentración mental que trae
consigo un bajo rendimiento escolar, que pasan de esa hiperactividad exagerada
a la melancolía, o con un alto índice de caries dentales y con mayor propensión
a las infecciones. Todo ello puede derivar en parte por una alimentación
desequilibrada. Los niños que durante años abusan del azúcar tienen mayor
riesgo de contraer diabetes, cáncer o enfermedades coronarias en la edad
adulta. Pensemos bien el tipo de alimentos que estamos dando a nuestros hijos y
que repercusiones pueden tener en su vida, cuando sean adultos se lo
agradecerán.
EL AZÚCAR COMO SUSTANCIA ADICTIVA
Los innumerables
efectos tóxicos producidos por los agentes químicos como aditivos, pesticidas y
demás contaminantes podrían llegar a ser poco comparado con los producidos por
el azúcar refinado, debido a la enorme cantidad que se consume en la vida de
una persona. En este caso se trataría de una toxicidad no aguda, sino crónica, por
su consumo a lo largo del tiempo.
El azúcar es
físicamente adictivo. El escritor William Dufty lo compara con una droga, y dice
en su libro “Sugar blues” , que la diferencia entre la adicción al azúcar y a
la adicción a los narcóticos es en gran parte una diferencia de grados. Dos reacciones del
“consumidor” de azúcar lo hacen comparable a otras sustancias adictivas:
1) Tomar una cantidad pequeña (un caramelo, un trozo de
tarta) genera el deseo de mas azúcar; algunas personas no pueden parar una vez
que comienzan.
2) Abstenerse totalmente de azúcar produce “mono”, un
síndrome de abstinencia que puede durar de tres días a tres semanas con
terribles deseos, cansancio, depresión, lasitud, frecuentes cambios de humor,
posibles dolores de cabeza.
SUSTITUCIÓN DEL AZÚCAR
No debemos buscar
sustituir el azúcar, sino librarse de su dependencia. Ya hemos mencionado que
si nos quitamos el hambre con azúcar, entraremos en un círculo vicioso, y cada
vez es mayor la cantidad de azúcar que necesitamos para reponernos.
Cuando alguien decide
abandonar alimentos como el azúcar, el organismo entra en lo que podríamos
llamar una “crisis de depuración” que ira en función del grado de saturación
que se tenga de esa sustancia. En el caso del azúcar podremos sentir durante
algunos días diversos síntomas como: fatiga, irritabilidad, depresión, falta de
fuerzas, apatía, taquicardias y palpitaciones, insomnio, malestar general,
dolor de cabeza, grandes deseos de azúcar, etc. estos síntomas podemos
remitirlos con el uso MODERADO de endulzantes (ver siguiente párrafo) en esos
momentos de ansiedad por el dulce, y con una dieta equilibrada, rica en
glúcidos adecuados. Podemos comer alguna fruta en compota o bien madura,
aumentar la cantidad de cereales integrales en la dieta, beber más agua, y
dormir lo suficiente.
ENDULZANTES
La variedad de
endulzantes es amplia. Como hemos visto, este grupo de alimentos deben ser
usados con precaución, y hay algunos que es preferible evitar, por ser endulzantes
químicos, aditivos innecesarios, y con la duda de posibles efectos
perjudiciales en nuestro organismo (aunque no hay NINGÚN EDULCORANTE en la
industria alimentaria del que se haya podido demostrar fehacientemente que sea
perjudicial, la simple duda hace poco recomendable el consumo de alguno de
ellos). Aquí tienes los endulzantes más usuales:
Sacarosa: Es el nombre por el que se conoce al azúcar blanco
refinado, en el que se centra este artículo, por lo que sobra decir que no es
nada recomendable.
Melazas: Son productos residuales de la cristalización del
azúcar, muy ricas en minerales, pero también en sustancias químicas procedentes
de la obtención del azúcar. No son naturales, y no son recomendables.
Azúcar moreno: No es azúcar integral, es el azúcar que no
se ha limpiado a fondo y queda mezclado con las melazas. No es tan refinado
como el azúcar blanco y presenta los inconvenientes de las melazas (ver
apartado anterior), asi que no es recomendable.
Azúcar morenizado: Se trata de azúcar blanco, al que añaden
algún colorante que lo oscurece. Evidentemente esto es un engaño, y no es una
opción a tener en cuenta..

Azúcar integral de caña: Es el jugo de caña evaporado por calentamiento de manera que conserva los minerales, oligoelementos y vitaminas de la caña de azúcar, de ahí que lo consideremos como un producto integral. Es una buena elección
Fructosa o Levulosa: Es el llamado “azúcar de la fruta” pero
no suele extraerse de ellas sino del azúcar blanco por un proceso enzimático o
químico mucho mas barato. Cualquiera que sea su procedencia se trata de un
producto químico refinado sin minerales, vitaminas ni fibra. La única
diferencia con respecto a la sacarosa (glucosa + fructosa) es que no eleva tan
bruscamente la glucemia en sangre (debido a la ausencia de glucosa) y esto la
hace mas tolerable para los diabéticos, pero no nos dejemos engañar por la
publicidad, la fructosa aislada es igual de perjudicial que el azúcar blanco, e
incluso puede añadir otros problemas como su mayor acción inductora de
triglicéridos. Además, la fructosa se transforma en glucosa tras su paso por el
hígado. Otra cosa es consumir la fructosa mediante el consumo de vegetales, que
aportan muchos nutrientes y poca cantidad de fructosa. Puede ser mejor opción
que el azúcar blanco puro, pero no es una opción recomendable.
Glucosa o dextrosa: Es un
producto químico casi puro (no cristalizado), obtenido a partir del
almidón (de la patata) por un proceso químico. Se usa como aditivo en golosinas
y otros productos. No es nada recomendable.
Jarabe de maíz o isoglucosa: Es un producto similar al anterior, pero
obtenido del maíz (posiblemente transgénico). No es recomendable.
Jarabe o sirope de arce: Es la savia del arce, a la que se
quita el agua. Junto a la miel de palma y al jarabe o sirope de manzana, pueden
ser alternativas a tener en cuenta, pues aportan más nutrientes, pero en
restricciones calóricas y personas con problemas de glucemia no sería la mejor
opción.
Miel: Puede ser una buena alternativa, siempre que su
cantidad sea moderada y su preparación haya sido artesanal y de manera natural
y no mediante productos químicos y apicultura industrial (pues este tipo de
mieles tienen mayor concentración de azúcar). Es interesante por la gran
cantidad de nutrientes y micronutrientes que aporta, en comparación con el
azúcar de mesa, pero puede no ser apto para diabéticos o ciertas dietas de
restricción.
Melazas de cereal: Una saludable alternativa al azúcar blanco.
Proceden de la fermentación de distintos cereales (arroz, cebada, maíz o
trigo). La más nutritiva es la de cebada. Su digestión y valor nutritivo
mejoran gracias a la fermentación (los microorganismos responsables del proceso
de fermentación: levaduras y mohos, transforman los compuestos complejos como
son glúcidos, proteínas y grasas, convirtiéndolos en azúcares simples,
aminoácidos y ácidos grasos libres, componentes son más fáciles de asimilar por
nuestro organismo). Por su fácil digestión es ideal para niños, ancianos y aquellas
personas que presentan un aparato digestivo delicado. Además no producen variaciones
importantes en los niveles de glucosa de la sangre. En definitiva, una
alternativa al azúcar muy recomendable.
Stevia: Es un edulcorante natural procedente de una planta de América del Sur. Tiene 0 calorías o sea es acalórico. Es idealpara diabéticos, ya que regula los niveles de glucosa en la sangre. Reduce la
ansiedad por comer, y al regular la insulina el cuerpo almacena menos grasas.
Retarda la aparición de caries (por eso se usa también para hacer enjuagues
bucales y como componente de la pasta de dientes). De venta en herbolarios, sería la mejor alternativa a los edulcorantes químicos. Su mayor desventaja es que necesitamos más cantidad para endulzar, y el sabor resultante no gusta a todos, pues no es como el azúcar ni tiene la potencia de la sacarina.
Sacarina: Es un edulcorante 300 veces más dulce que el azúcar aunque como tiene un gusto amargo, suele asociarse a otros endulzantes artificiales. Es apto para diabéticos, ya que no altera los niveles de glucosa, y para dietas de restricción calórica. Se usa en caramelos y chicles, pues no produce caries. La podemos encontrar como ingrediente en todo tipo de productos
bajos en calorías, light y sin azúcar, y algunos medicamentos. A partir de un estudio Canadiense realizado en 1977 con ratas, surgió polémica sobre su uso. Los investigadores encontraron tumores en la vejiga de las ratas macho. Este daño, nunca se pudo reproducir en otros animales, y menos en humanos. La dosis administrada a las ratas era equivalente a un consumo humano de 750 latas de bebidas con sacarina, o 10.000 comprimidos de sacarina diarios durante toda la vida (algo imposible). La parte positiva de esto es que ha sido uno de los aditivos alimentarios más estudiados, y todos los estudios posteriores han demostrado que no existe asociación directa entre su consumo y la incidencia de cáncer. Por las dudas que ha generado a lo largo del tiempo, puedes preferir otras opciones, pero es una ayuda inestimable para diabéticos y en dietas, y uno de mis indispensables en recetas bajas en azúcar.
Aspartamo: Es un edulcorante (E-951) bajo en calorías, 200 veces más dulce que el azúcar. Es único entre los edulcorantes bajos en calorías, ya que en el organismo se descompone en los aminoácidos: ácido
aspártico y fenilalanina (algo que deben tener en cuenta los fenilcenotúricos), y una pequeña cantidad de metanol. Estos componentes
se encuentran en cantidades mucho mayores en alimentos comunes, como carne,
leche, frutas y verduras, y son utilizados por el cuerpo de igual forma tanto
si provienen de alimentos como del aspartamo. Al igual que la sacarina, es un
endulzante polémico, en el punto de mira, por supuestos efectos nocivos, como
agente cancerígeno y efectos sobre la fertilidad en mujeres, sin embargo, es
uno de los ingredientes alimentarios que más se ha estudiado, con cientos de
estudios científicos que respaldan su seguridad, y muy pocos en contra, aunque es a los últimos a los que se les da credibilidad y publicidad a lo largo y ancho de internet. El supuesto riesgo deriva de esa pequeña cantidad de metanol presente al ser descompuesto, y que el organismo transformará en formaldehido, siendo esta última la sustancia con riesgo cancerigeno. Pero hablamos de cantidades tan ínfimas, que habría que tomar varios gramos de aspartamo todos los días, durante toda la vida, para que ese riesgo pueda existir (se considera cantidad totalmente segura 3 gramos por dia para una persona de 70 kilos, y teniendo en cuenta su gran poder endulzante hablamos de una cantidad muy grande que nunca consumiremos). Lo curioso es que ocurre lo mismo con el etanol, seguramente la sustancia cancerígena más potente que ingerimos de forma voluntaria, y presente en todas las bebidas alcohólicas, y nadie se preocupa de esas borracheras de fin de semana y su incidencia en el riesgo de contraer cáncer. Incluso existen estudios que recomiendan el consumo de vino y cerveza, que tienen presencia de etanol, por muchos otros compuestos saludables que puedan aportarnos. El aspartamo está presente en miles de productos y medicamentos que consumen a diario millones de personas en todo el mundo. Es apto para diabéticos y dietas bajas en calorías, pero existen otras opciones si a pesar de todo, tienes dudas sobre su seguridad. En cualquier caso, es uno de mis edulcorantes favoritos, ya que al menos a mi, es el que mejor me sienta, sin producir desagrables efectos laxantes o gases, como me ocurre, por ejemplo, con los polioles tipo xilitol.
Polioles: Conocidos como alcoholes del azúcar, reciben su nombre porque son carbohidratos (azucares) que tienen una estructura química similar a la de un azúcar y de un alcohol. Están presentes de forma natural algunos de ellos en las frutas. En la industria alimenticia se producen industrialmente para edulcorar con menos calorías todo tipo de productos, como son chicles, dulces sin azúcar y otros calificados como “light”. No sólo
proporcionan el sabor dulce, también añaden el volumen y la textura que el
azúcar proporciona.
Los más comunes son:
Eritritol – 0,2 calorías por gramo y un 60 a 80 % tan dulce
como el azúcar.
Isomaltitol – 2 calorías por gramo y un 45 a 65 % tan dulce
como el azúcar.
Lactitol – 2 calorías por gramo y un 30 a 40% tan dulce como
el azúcar.
Maltitol – 2,1 calorías por gramo y un 90 % tan dulce como
el azúcar.
Manitol – 1,6 calorías por gramo y un 50 a 70% tan dulce
como el azúcar.
Sorbitol – 2,6 calorías por gramo y un 50 a 70% tan dulce
como el azúcar.
Xilitol – 2,4 calorías por gramo y tan dulce como el azúcar
Un consumo excesivo produce gases intestinales (es mi caso), e incluso efectos laxantes. En algunos individuos ocurre aún con un consumo normal. Afectan a los niveles de glucosa en la sangre, pero mucho menos que el azúcar. Un alimento con menos de 5 gramos de polioles por porción, variara muy poco la glucosa en sangre. Sin embargo, a mayores cantidades si afecta al nivel de glucosa, a tener en cuenta por diabéticos y deportistas con dietas bajas en azúcar. No es la mejor opción, pero es útil para reducciones calóricas y enfermos de diabetes.
CONCLUSIONES
Por último, recalcar
que no es necesario eliminar completamente el azúcar de nuestra dieta, pero si
sustituirlo por verdadero azúcar (azúcar integral de caña, o consumiendo fruta rica en fructosa, por ejemplo) y tomarlo en cantidades pequeñas, mezclado con otros alimentos.
Esto es una tarea difícil, y eliminar completamente el azúcar de la dieta suele
ser un recurso ineficaz e insostenible. Lo mejor es saber que comemos, como lo
comemos, cuando lo comemos y en que cantidad lo comemos, esto puede ser
aplicado tanto al azúcar como a muchos otros pseudoalimentos que se cuelan en
nuestra cocina. Haz la prueba, elimina tu consumo de azúcar blanco y productos
azucarados unos cuantos meses, controla y modera el azúcar en general.
Comprobarás como tu físico y tu salud mejoran, tan sólo con estas medidas, y te
darás cuenta de que no necesitabas el azúcar tanto como pensabas.
FUENTES:
·
“El poder curativo de los alimentos”, A. Colbin.
·
“El equilibrio a través de la alimentación”, Olga Cuevas.
·
“El método Kousmine”, Catherine Kousmine y cols.
·
"Sugar Blues", William Dufty.
·
American Dietetic Association. Position of the American
Dietetic Association: Use of nutritive and nonnutritive sweeteners. J Am Diet
Assoc. 2004:104(2):255-75.
·
Nelson J, Zeratsky K. Sugar
substitutes stir sweet debate. Mayo Foundation for Medical Education and
Research. June 10, 2008. Accessed January 11,2010.
·
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